miércoles, 31 de mayo de 2017

MIQUI XVI

....Parecía que no le importaba o no se daba cuenta del mensaje implícito en mi actitud. Comenzó a sonar  el "You Never Can tell" que bailan Uma Thurman y Travolta en "Pulp fiction". Sin duda, había grabado una mezcla muy curiosa de canciones. 
Sin preocuparse de que yo lo estuviera mirando con cara de mala uva, comenzó a bailar imitando los pasos de Travolta en la peli y yo no pude evitar, primero una leve sonrisa y después reírme a carcajadas, porque era sumamente patoso.


-No dirás que no lo hago bien.
-Oh, sí, de maravilla -le respondí sin dejar de reírme- Pareces el auténtico Travolta.
-De hecho fui yo quien le enseñó a ese tío los pasos del baile -bromeó mientras se quitaba su propia camiseta y la ondeaba al ritmo de la música.
Si ya vestido parecía un tío imponente, cuando se quedó desnudo de cintura para arriba me sorprendió cómo se le marcaban los músculos del pecho y abdominales, que contraía a conciencia con sus espasmódicos movimientos. Me querría impresionar. Lo cierto es que tan duros, depilados y brillantes, resultaban bonitos. Se notaba que se sentía orgulloso de ellos. Y también que se había percatado de que yo lo miraba como una auténtica boba.
-¿Te gustan? -me preguntó, sin interrumpir su desastroso ritmo.
-¿Qué?
-Que si te gustan.
-No estás mal -le dije, poniéndome un poco colorada porque sentía haberme mostrado demasiado atrevida.
-Pues, no creas, mi trabajo me cuesta mantenerlos.
-No me extraña -volví a decirle, ya más deshibida, gracias a que no me esperaba una respuesta que incluso podría considerar amable.
-Si te apetece, puedes tocarlos -dijo, golpeándose con la palma abierta en la zona del estómago.
-No, gracias.
Sin apenas darme cuenta ya estábamos bailando de nuevo frente a frente.
-Tienes buen perfil -dijo con ironía- pero prefiero que las chicas monas me miren a los ojos.
Le saqué la lengua.
Se rió.

Como no estoy acostumbrada a beber y habíamos bebido bastante, me entraron de pronto ganas de orinar. Aún no había terminado "You Never Can tell", cuando le pregunté:
-¿El baño está detrás de las cortinas?  
-No hay baño.
-No seas tonto, Hulk, que me estoy meando.
-Pues tendrás que salir a la calle. Al aire libre es más güay.
-¿En serio?
-Totalmente en serio.
Me dirigí a recoger mi camiseta, pero me lo impidió, tomándome de una mano y diciendo:
-Tenemos una noche espléndida, y afuera no va a verte nadie. No es necesario que te vistas.
Yo me quedé un momento quieta, como paralizada, porque a aquellas horas de la noche, me daba miedo salir a un sitio tan oscuro y rodeado de pinos. Él debió advertirlo en mi rostro porque me preguntó:
-¿Quieres que te acompañe?
No es que me hiciera mucha gracia, pero le dije:


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