domingo, 21 de mayo de 2017

MIQUI VI
 ... Afortunadamente no nos encontramos con nadie. La gente estaría cenando o en el bar a aquellas horas. Además Miqui eligió un camino que rodea el pueblo, como si tampoco a ella le apeteciese encontrarse con alguien. Aunque iba muy tranquila. De hecho, se detuvo, sacó un pintalabios del bolso, se los pintó de un carmín muy encendido y luego me lo pasó a mí.
-Ya te dije que nunca me pinto, Miqui. Y creo que por hoy con las pestañas ya vale.
-No vale, cielo. Estarás mucho más sexi con un poquito de color en tus carnosos labios.
-Pero es que no lo pretendo.   

-Si quieres, te dejo algo discreto -me respondió mientras buscaba en el bolso otra barra de un fucsia,  no tan llamativo como el que ella se había pintado. Parecía una vampiresa. Pero reconozco que estaba muy guapa. E increíblemente sexi. 
En realidad nos parecemos bastante. Compartimos rasgos comunes, salvo los ojos, que los suyos son oscuros casi negros y los míos, verdes. Y que yo soy bastante más alta.
Más de una vez nos preguntaron si éramos hermanas y también recuerdo cómo hasta solo unos días antes de aquella noche a mí me disgustaba que me comparasen con la prima gamberra de la familia. Pero es increíble cómo una sola noche puede cambiar la idea que te habías hecho de una persona.
Apenas me pasé la barra por los labios, pero la muy cuca me la arrebató diciendo:
-Ya veo que no te pintas, déjame a mí.
Y noté que me pintaba bien pintada, con varios toques en ambas direcciones.
-No te estarás pasando, Miqui.
-Con esos labios tan bonitos -dijo- hay que llamar la atención.
No me veía pero lo imaginaba.
-Preciosa -dijo mientras guardaba de nuevo los lipstick-. No entiendo por qué no te pintas si favorece mucho con esa piel tan pálida y suave tuya. Cuando te veas ya verás lo encantadora que estás.  Hoy no hay tío que se nos resista.
-Anda, no seas payasa -le dije, sonriendo. 
Había conseguido tranquilizarme con sus bromas y lo espontánea que es. Me estaba arrepintiendo de haberla considerado una cría. Entre otras cosas porque se comportaba como si fuese bastante mayor que yo. Aunque le dije:
-Si alguien nos ve con estas falditas tan cortas y pintadas, seguro que piensa que somos unas frescas.
-Qué importa lo que piensen -me respondió-. A los tíos les gusta que nos arreglemos en plan provocativo y, siendo tan jovencitas como nosotras, les pone un montón vernos pintadas como tías mayores y con estas minis teniendo unas piernas como las nuestras. No dirás que nosotras no estamos también muy buenas. Ya verás qué éxito. 
Le sonreí... CONTINUARÁ.


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