MIQUI VI
... Afortunadamente
no nos encontramos con nadie. La gente estaría cenando o en el bar a
aquellas horas. Además Miqui
eligió un camino que rodea el pueblo, como si
tampoco a ella le apeteciese encontrarse con alguien. Aunque iba muy
tranquila. De hecho, se detuvo, sacó un pintalabios
del bolso, se los pintó de un carmín muy encendido y luego me lo
pasó a mí.
-Ya
te dije que nunca me pinto, Miqui. Y creo que por hoy con las
pestañas ya vale.
-No
vale, cielo. Estarás mucho más sexi con un poquito de color en tus
carnosos labios.
-Pero
es que no lo pretendo.
-Si
quieres, te dejo algo discreto -me respondió mientras buscaba en el
bolso otra barra de un fucsia, no tan llamativo como el que
ella se había pintado. Parecía una vampiresa. Pero reconozco que
estaba muy guapa. E increíblemente sexi.
En
realidad nos parecemos bastante. Compartimos rasgos comunes, salvo los ojos, que los
suyos son oscuros casi negros y los míos, verdes. Y que yo soy bastante más alta.
Más de una vez nos preguntaron si éramos hermanas y
también recuerdo cómo hasta solo unos días antes de aquella noche
a mí me disgustaba que me comparasen con la prima gamberra de la
familia. Pero es increíble cómo una sola noche puede cambiar la
idea que te habías hecho de una persona.
Apenas
me pasé la barra por los labios, pero la muy cuca me la arrebató
diciendo:
-Ya
veo que no te pintas, déjame a mí.
Y
noté que me pintaba bien pintada, con varios toques en ambas
direcciones.
-No
te estarás pasando, Miqui.
-Con
esos labios tan bonitos -dijo- hay que llamar la atención.
No
me veía pero lo imaginaba.
-Preciosa
-dijo mientras guardaba de nuevo los lipstick-.
No entiendo por qué no te pintas si favorece mucho con esa piel tan
pálida y suave tuya. Cuando te veas ya verás lo encantadora que
estás. Hoy no hay tío que se nos resista.
-Anda,
no seas payasa -le dije, sonriendo.
Había
conseguido tranquilizarme con sus bromas y lo espontánea que es. Me
estaba arrepintiendo de haberla considerado una cría. Entre otras
cosas porque se comportaba como si fuese bastante mayor que yo.
Aunque le dije:
-Si
alguien nos ve con estas falditas tan cortas y pintadas, seguro que
piensa que somos unas frescas.
-Qué
importa lo que piensen -me respondió-. A los tíos les gusta que nos
arreglemos en plan provocativo y, siendo tan jovencitas como
nosotras, les pone un montón vernos pintadas como tías mayores y con estas minis teniendo unas piernas como las nuestras. No dirás que nosotras no estamos también muy buenas. Ya
verás qué éxito.
Le
sonreí... CONTINUARÁ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario